Calabazas, murciélagos y fantasmas empiezan a dominar las calles. Y es que Halloween se acerca y, aunque aún queda mucho para el 31 de octubre, Madrid ya se viste para la ocasión. Pero más allá de todo el american way of life para celebrarlo, en México celebran el Día de Muertos de una forma muy especial. Y eso es lo que cualquiera que pase por el número 20 de la calle Alberto Aguilera se encontrará: la emblemática fachada de la Fundación Casa de México, adornada para la ocasión con su Altar de Muertos.
El Día de Muertos, considerado patrimonio cultural inmaterial y una de las festividades más significativas de México, se celebra con gran entusiasmo en Madrid a través de este impresionante altar, que Casa de México ha preparado anualmente. Este año, la séptima edición del altar ha sido diseñada por Eugenio Caballero, un aclamado director artístico y ganador de un Óscar, quien ha aportado su talento y visión a esta tradición cultural tan especial.
Con semejante artista tras él, no es de extrañar que en esta edición, Casa de México haya optado por un altar inspirado en el cine. La vibrante tonalidad naranja de las flores de cempasúchil destaca en la fachada, atrayendo la atención de todos. Estas flores, uno de los símbolos más emblemáticos del Día de Muertos en México, guían a las almas con su color y fragancia. En esta ocasión, han sido tejidas utilizando la técnica de las sillas Acapulco y adornan una fila de impresionantes calaveras que rinden homenaje a la tradicional artesanía del barro bruñido, originaria del estado de Puebla, México.
Un viaje entre la vida y la muerte
El corazón del altar es una impresionante obra de 30 metros cuadrados diseñada por Maru Calva, que narra el viaje que comienza con la muerte y el regreso de los difuntos a la vida a través de la ofrenda. Inspirada en los dibujos del maestro artesano Javier Martínez Pedro, la instalación presenta nueve calaveras monumentales que emulan la técnica del barro bruñido. En homenaje a «Macario», un clásico del cine mexicano, una serie de velas enmarca la entrada, y la película será proyectada como parte del ciclo de cine «El muerto al pozo y el vivo al gozo».
Este año, el altar no está dedicado a una persona específica, sino a la tradición en su conjunto. Incluye elementos típicos como el pan de muerto, tequila o aguardiente, y las flores que guían a las almas, además del aroma del incienso y la luz de las velas. Lo que realmente resalta son los objetos que reflejan las aficiones y estilos de vida de los seres queridos: patines, dominós, juguetes, canicas, materiales de manualidades y cuadernos. Es un altar donde podrías pasar horas, siempre descubriendo algo nuevo en cada rincón.
En la segunda planta, el altar se complementa con una exposición de los dibujos de Javier Martínez. La riqueza de los detalles invita a una observación prolongada, permitiendo a los visitantes seguir la conmovedora historia que relatan: el largo viaje de las almas hasta reunirse con sus familiares y amigos en el otro lado. Las increíbles hazañas que los fallecidos deben atravesar para llegar al mundo de los vivos, plasmadas en sus dibujos, generan una curiosa empatía con la muerte.
A lo largo de los pasillos, los visitantes encontrarán diversas piezas de arte popular, elaboradas con múltiples técnicas como barro, pastillaje, madera tallada y barro moldeado. Al final de este recorrido, se sitúa un altar a pequeña escala, coronado por una imponente calavera, que se ha convertido en el símbolo de este año. En este rincón especial, los asistentes pueden escribir un mensaje a sus seres queridos y colgarlo como parte de la ofrenda.
La instalación estará abierta al público hasta el 10 de noviembre, de lunes a domingo, incluyendo los festivos nacionales y regionales (12 de octubre, 1 de noviembre y 9 de noviembre). Además, los visitantes tienen la oportunidad de participar en recorridos guiados de 25 minutos que abarcan las tres plantas de la Casa, ofreciendo una experiencia más enriquecedora y detallada. ¿Ya sientes esa conexión espiritual?