¿Nos comunicamos de verdad con nuestra familia, pareja y amigos? ¿Cada vez estamos más solos pese a las facilidades de socialización? ¿Somos lo que de verdad queremos ser o nos domesticamos para camuflarnos en nuestro entorno? Son algunas de las cuestiones sobre las que versa ‘Camino al zoo‘ que las próximas semanas estará en el Teatro Bellas Artes con un cartel protagonizado por Fernando Tejero, Daniel Muriel y Ana Labordeta. Una producción que nos enfrenta a las complejidades de las relaciones humanas y que te dará mucho en lo que pensar.
‘Camino al Zoo’, que fusiona el texto de ‘Historia del zoo’ de 1958 con su ampliación de 2004 a modo de precuela ‘Homelife’, se presenta como una obra que reflexiona sobre la naturaleza humana, la falta de comunicación y la soledad en la sociedad actual. La trama sigue a Peter (Fernando Tejero), un ejecutivo editorial cuya vida con su esposa Ann (Ana Labordeta) está marcada por la rutina. La monotonía de su existencia se ve interrumpida cuando Peter decide pasar el día en el zoológico de Central Park, donde conoce a Jerry (Dani Muriel), un hombre excéntrico y solitario que lo confronta con la cruda realidad.
El texto de Albee es totalmente contemporáneo, demostrando así que es ya todo un clásico. «La incomunicación es máxima hoy en día con las redes sociales y los teléfonos móviles o tablets. Estamos más incomunicados que nunca. Puedes hablar con alguien al otro lado del mundo, pero en cambio ves a montón de parejas o amigos sentados uno frente al otro y cada uno en su teléfono móvil», apunta el actor Daniel Muriel.
El eterno carpe diem
Si alguna huella deja esta representación es aquella tan sabida de tempus fugit, vive el momento, una verdad universal que, sin embargo, solemos olvidar atrapados en la rutina y la inercia del día a día. «Edward Albee nos lleva al extremo para darnos cuenta de que la vida es más breve de lo que parece y que tenemos que aprovecharla al máximo. Es algo que todo el mundo sabe, pero que se nos olvida continuamente», recalca Daniel Muriel. Para ello, nada como evitar los convencionalismos y lanzarse a la vida que uno quiera vivir. «Esta obra habla de despertar, de agitar a ese animal que todos llevamos dentro y que a veces lo dejamos tan dormido que no disfrutamos ni vivimos», matiza.
Las interpretaciones son el pilar fundamental de esta producción. Fernando Tejero ofrece una actuación contenida y precisa como Peter, transmitiendo la apatía y el desconcierto de un hombre atrapado en una vida sin pasión. Ana Labordeta, en el papel de Ann, aporta profundidad y matices a una mujer que lucha por ser escuchada y comprendida. Dani Muriel destaca como Jerry, encarnando a un individuo cuya desesperación y anhelo de conexión lo llevan a acciones extremas. «Jerry es una mezcla de luz y oscuridad. El rebusca en todo lo que ha vivido y como lo ha sufrido, y de ahí intenta sacar algo positivo. Como no lo consigue decide tomar una decisión y acabar con todo», indica el actor.
La dirección de Juan Carlos Rubio sabe lo que se hace y logra mantener la tensión y el interés a lo largo de los dos actos, equilibrando momentos de introspección con diálogos intensos que revelan las vulnerabilidades de los personajes. La escenografía, diseñada por Leticia Gañán y Curt Allen Wilmer, es muy minimalista y sencilla con un sofá central que junto con la iluminación de Nicolás Fischtel, crea una atmósfera que refleja la frialdad y el aislamiento que envuelven a los protagonistas.
A través del choque entre Jerry y Peter, Albee nos plantea la urgencia de vivir con autenticidad, de no postergar las emociones. La obra no pretende dar respuestas, pero sí logra incomodar, y en esa incomodidad radica su fuerza. Porque, como bien sugiere ‘Camino al Zoo’, despertar del letargo y asumir la fugacidad de la existencia no es solo una elección, sino una necesidad.