En los últimos años, el drenaje linfático se ha convertido se ha puesto de moda. Famosas como Jennifer Aniston y Gwyneth Paltrow han defendido sus beneficios y, aunque a menudo se asocia con tratamientos milagrosos que nos hacen desconfiar, detrás de esta técnica existe un sólido fundamento científico que explica por qué funciona -y cuáles son sus límites- cuando hablamos de belleza y salud de la piel.
El sistema linfático es responsable de drenar el exceso de líquido intersticial y eliminar toxinas del organismo. A diferencia del sistema circulatorio, carece de una “bomba central” y depende de movimientos suaves y continuos para movilizar la linfa. El masaje manual especializado, conocido como drenaje linfático, estimula esa circulación, reduciendo temporalmente la retención de líquidos y favoreciendo la apariencia de contornos más definidos.
Puede llevar a una disminución de hasta 2 cm del abdomen o muslos
Los beneficios estéticos más evidentes se observan en la reducción de la hinchazón facial, la sensación de piernas ligeras y la mejora del tono cutáneo. Tras una sesión de entre 30 y 60 minutos, muchas personas experimentan una disminución de hasta dos centímetros en la circunferencia abdominal o de muslos, además de un efecto lifting sutil en rostro y cuello. Estos resultados, sin embargo, suelen durar entre 24 y 72 horas, por lo que el drenaje linfático debe considerarse parte de un protocolo continuo más que una solución única.
Lo bueno es que realizar un drenaje linfático en casa puede ser sencillo si se siguen pasos básicos. Con las manos limpias y la piel ligeramente húmeda y caliente —lo ideal es hacerlo después de la ducha— se inicia el masaje desde la base del cuello, deslizando los dedos hacia las clavículas para activar los ganglios principales. A continuación, se avanza hacia el abdomen con movimientos circulares en el sentido de las agujas del reloj y, finalmente, se procede de abajo hacia arriba en las extremidades, siempre con presión ligera y ritmo constante. Un protocolo breve de diez minutos puede aliviar la sensación de pesadez y aportar un efecto inmediato de tersura.
Vodder, Leduc o Földi son métodos de drenaje reconocidos
No obstante, cuando la retención de líquidos es crónica o existe un antecedente quirúrgico, resulta recomendable acudir a un profesional certificado. Los terapeutas formados en métodos reconocidos (Vodder, Leduc o Földi) ajustan la técnica a las necesidades individuales y combinan el masaje con vendajes compresivos o ejercicios específicos para prolongar los beneficios. También hay aparatos de presoterapia que contribuyen a un buen drenaje linfático.
Al contrario de lo que se puede leer en algunos foros que lo describen como tratamiento mágico, es importante subrayar que el drenaje linfático no quema grasa ni elimina la celulitis de forma permanente. Sus efectos reductores y de mejora de textura son temporales y dependen de un estilo de vida saludable que incluya hidratación adecuada, alimentación antiinflamatoria y actividad física regular. Asimismo, esta técnica está contraindicada en casos de trombosis venosa profunda, insuficiencia cardíaca descompensada o infecciones agudas.
Si buscas una alternativa estética de bajo presupuesto, el drenaje linfático ayudara a la salud de tu piel. Pero recuerda que su eficacia reside en potenciar y mejorar una rutina saludable.