Su carta cambia constantemente, así que nunca dejará sorprenderte. La Bonita está en continua experimentación para siempre ir a la vanguardia foodie. Aunque hay platos que triunfan tanto que perduran año tras año como su tataki de panceta y su Brontosaurio, una costilla de vaca cocinada a baja temperatura. Ya te decimos que no has probado nada como esto antes. ¿Y lo mejor? Que vas a poder hacerlo en compañía de tu mejor amigo.
Ubicado en el barrio de Tetuán, desde su apertura, este rincón único ha ganado adeptos entre los amantes de la buena comida y quienes no conciben salir sin la compañía de sus mascotas. «La Bonita surgió de la idea de crear un lugar especial donde todo el mundo pudiera disfrutar de una buena comida en un ambiente cálido y acogedor, como si estuvieran en casa», explica Daniel Mora, responsable del restaurante.
Inspirado en Kira, una bulldog francés que es parte de la familia fundadora, el local rinde homenaje a los animales en cada rincón. Desde su decoración acogedora, con muebles vintage y elementos rústicos, hasta detalles pensados exclusivamente para ellos, como galletas naturales y champán para perros. «Queríamos que este fuera un sitio donde las mascotas fueran tratadas como parte de la familia, porque entendemos lo importantes que son para sus dueños», comenta Mora.
Una carta para cualquier paladar
La Bonita ofrece una propuesta culinaria que combina tradición y modernidad, utilizando ingredientes frescos y locales. Entre sus platos estrella destacan el ravioli casero de ricotta y espinacas, el tartar de atún con aguacate y la carrillada de cerdo en salsa de vino tinto. Además, cuentan con opciones vegetarianas y sin gluten para adaptarse a todos los paladares. «Nuestro objetivo es que todo el mundo encuentre algo que le guste y que recuerde como una experiencia especial», apunta Mora.
El espacio combina lo rústico con lo moderno, mezclando vigas de madera vista y sillas de corte retro con plantas e iluminación cálida que hacen todo más acogedor. «Queremos que te sientas como si estuvieras en el salón de casa de un amigo o en una cabaña en la montaña», explica el responsable. Y, sin duda, lo consiguen. Hasta todos los canes que se ven por allí se muestran relajados y reconfortados. Ni un ladrido rompe la tranquilidad del espacio.
Además de una fuerte pasión por los animales, La Bonita se preocupa por el medioambiente. Trabajan con proveedores locales, utilizan productos de temporada y fomentan prácticas responsables dentro del restaurante. «Nos tomamos muy en serio reducir nuestro impacto ambiental. Es nuestra manera de devolver un poquito de todo lo bueno que recibimos», asegura Mora. «También colaboramos en eventos solidarios y fomentamos prácticas responsables dentro del restaurante», añade.
Todo esto se nota desde que cruzas la puerta. Su atmósfera te atrapa, ralentiza tus tiempos y te aleja del bullicio cotidiano en un remanso de buen hacer y La Bonita se distingue por su autenticidad y su atención al detalle. «Nos mantenemos fieles a lo que somos, pero siempre con ganas de mejorar. Escuchamos mucho a nuestros clientes y buscamos sorprenderles con nuevas ideas y platos», concluye Mora. Por eso, vengas cuando vengas, siempre te sorprenderá.