Los calcots, una variedad especial de cebolla verde, se distinguen por su tamaño, suavidad y un sabor ligeramente dulce que los hace irresistibles al asarse. Su cultivo, que se realiza en trincheras durante el otoño e invierno mediante el tradicional calçar —técnica que alarga el tallo y potencia su jugosidad—, es un ritual heredado de la tradición campesina. Se dice que su creación se remonta a finales del siglo XIX, gracias a Xat de Benaiges, un humilde agricultor de Valls que, al cubrir las cebollas con tierra, dio origen a este manjar que hoy es sinónimo de festividad y reencuentro.
El acto de comer calcots es una experiencia social
El acto de comer calcots va más allá de saborear un plato; es una experiencia social que reúne a amigos y familias en torno a la mesa. Asados sobre fuego de leña, preferiblemente de vid seca, se cocinan hasta que su capa exterior se quema, para luego envolverlos en papel periódico y terminar de cocinarse al vapor. Servidos sobre tejas de barro y acompañados de una salsa romesco o salvitxada artesanal, estos calcots se disfrutan con las manos, despojándose de su piel quemada para descubrir su interior jugoso y tierno. Todo ello se complementa, como no podía ser de otra forma, con un buen vino tinto o cava, creando un ambiente de camaradería y celebración.
En Madrid, varios restaurantes han sabido capturar la esencia de la calçotada, adaptándola a un entorno urbano sin perder la autenticidad catalana. Ah, y recuerda que para disfrutar al máximo de esta tradición debes llevar un babero, ya que ensuciarte las manos es parte del ritual al igual que hacerlo al aire libre y disfrutar al sol, aunque muchos de estos restaurantes ofrecen ambientes acogedores que te permitirán disfrutar de la tradición en estos días de lluvia.
Can Punyetes
Con sedes en pleno corazón de la ciudad, cerca de Plaza Mayor y el distrito de Las Letras, este clásico ofrece calcots asados con una salsa romesco que te hará olvidar que estas en Madrid y no en Cataluña.
Calsot
Ubicado en Hoyo de Manzanares, este restaurante se especializa en la experiencia calçotada, sirviendo menús completos que incluyen ensaladas frescas, pan con tomate y carnes catalanas, para una inmersión total en el ritual.
Candeli
En la emblemática calle Ponzano, este establecimiento se distingue por sus platos a la brasa, en los que los calcots son protagonistas en un menú estacional lleno de matices.
Casa Jorge
En el barrio de Prosperidad, este local ofrece una auténtica calçotada, acompañada de pa amb tomaca, embutidos catalanes y otros platos regionales, respaldada por más de una década de experiencia.
Can Bonet
Fundado por Esther y Pere en plena pandemia, este restaurante nace como un homenaje a las recetas tradicionales de sus madres y abuelas. Can Bonet ofrece un menú especial que incluye estos tiernos y dulces brotes de cebolla asados a la brasa. Vienen acompañados con la tradicional salsa romesco, pan con tomate de colgar, butifarra y fuet de Cal Miquelet.