En el elegante barrio de Salamanca, los vecinos acaban de recibir a un nuevo inquilino, algo particular. Se trata de la discoteca Perro Negro que viene dispuesta a sacudir los cimientos a base del reguetón más salvaje. Y sí, si al escuchar el nombre has recordado aquello de «Vi que te dejaste de tu novio, baby, me alegro. Vamo’ a celebrarlo en Perro Negro» que canta en su tema Perro Negro Bad Bunny, estás en lo cierto. Y es que se trata de la mítica discoteca de Medellín y Miami que ahora acaba de abrir sede en Madrid. ¿A que ya tienes ganas de que llegue el finde?
Bajo una tenue iluminación y al ritmo de beats irresistibles, este espacio quiere convertir la música urbana en la banda sonora de las noches más sofisticadas. Con un diseño ecléctico, que combina detalles oscuros y minimalistas, el local evoca una estética que mezcla lo underground y lo refinado. Lejos de los estereotipos asociados al género, Perro Negro lo eleva a un nivel de culto nocturno, posicionándolo como un símbolo de transgresión y estilo en un contexto inesperado.
Buenas y malas muertes
Perro Negro comenzó su historia en 1997 como un bar que oscilaba entre lo pintoresco y lo decadente, definido como un espacio de «buenas y malas muertes» pero fue en 2017 cuando dio un giro hacia lo que representa hoy. Actualmente, el club se describe a sí mismo como un «espacio seguro para el perreo», un lugar donde la sensualidad florece entre luces de neón en un ambiente oscuro y cargado de energía. Es un sótano donde la pista de baile se convierte en un refugio para dejarse llevar, sudar al ritmo de la música y disfrutar sin temor al juicio de los demás.
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