A una hora de la capital, la piscina de Riosequillo es ese plan que parece exagerado hasta que lo ves: una lámina de agua descomunal, césped infinito y la Sierra Norte en primera fila. Aquí se viene a lo grande con sombrilla, nevera, siesta y un chapuzón que te hace admitir que los veranos en Madrid no tienen por qué ser tan malos como algunos los pintan.
Riosequillo es el clásico que siempre vuelve por un motivo potente: es una de las piscinas más grandes de España. Con 4.500 m² de agua, se abre como una lengua turquesa junto al embalse y regala una panorámica serrana sin filtros. Además de la parte principal, hay piscina infantil, zonas de descanso y un entorno de pinar que remata el plan con sombra natural. El resultado: un día de verano que sabe a tortilla en el merendero, toalla al sol y fotos con un horizonte de ensueño.
El recinto suma bar, terraza y césped con sombrillas
Lo práctico: la temporada 2025 va del 24 de junio al 31 de agosto, de martes a domingo. Entre semana, el recinto abre de 11:00 horas a 20:00 horas (la piscina grande de 11:20 horas a 19:35 horas); fines de semana y festivos, de 10:30 horas a 20:30 horas. En taquilla la entrada general es de nueve euros de martes a viernes y catorce euros los sábados, domingos y festivos; con una opción reducida de seis y diez euros respectivamente (menores de 3 a 15, mayores de 65, discapacidad 33%+ y familia numerosa, con acreditación).
Más allá del baño, el recinto suma bar, terraza y césped con sombrillas. Si te apetece estirar el plan, el complejo nació junto al embalse y forma parte de un proyecto recreativo con zonas verdes y un jardín botánico con más de 200 especies, perfecto para pasear cuando cae el sol.
Ah, y ojito con el aforo: 2.305 personas y, en fines de semana, solo una entrada por persona presente en taquilla —cuando se agotan, se acabó el acceso ese día—, así que madrugar compensa.
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