El Parque Natural de las Lagunas de Ruidera vive un momento delicado y fascinante a la vez: La temporada de baño queda oficialmente inaugurada. Lo ideal es ir entre semana, ya que podrás disfrutar de este paraje con toda la tranquilidad.
Lo que convierte a Ruidera en un fenómeno único es la composición del agua, rica en carbonato cálcico disuelto procedente de las rocas calizas, que junto con la acción de microorganismos y la vegetación acuática provoca la precipitación de ese carbonato en forma de barreras travertínicas, conocidas como «tobas».
Ruidera fue nombrado Real Sitio en 1753
Ya el escritor Miguel de Cervantes, en su obra más universal, se refirió a las Lagunas como «Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales, llorando, por la compasión que debió de tener Merlín de ellas, las convirtió en otras tantas lagunas». La cueva de Montesinos es el escenario de los capítulos XXII y XXIII de la segunda parte de El Quijote, donde Don Quijote prueba su valentía bajando a una de las simas más profundas conocidas en la época. Pero Ruidera no vive solo de su pasado literario. Fue nombrado Real Sitio en 1753 y albergó la Real Fábrica de Pólvora que mandó levantar Carlos III, cuyo proyecto encomendó al arquitecto Juan de Villanueva —el mismo responsable del Museo del Prado.
Las lagunas se disponen de manera escalonada, salvando un desnivel de más de 140 metros en 18 kilómetros. Su formación tuvo lugar hace unos 10.000 años, pero el proceso sigue activo: estas estructuras vivas continúan creciendo y modelando el paisaje. Es geología en tiempo real, un museo natural que se reinventa cada día. Además, el ecoturismo reina aquí: kayak, paddle-surf y navegación sin motor están autorizados en Cueva Morenilla, Del Rey, Colgada, Santos Morcillo, Salvadora, San Pedro y Tinaja.
Rutas para todos los gustos
Desde la literaria Cueva de Montesinos —donde Don Quijote desciende en la novela de Cervantes— hasta el imponente castillo de Peñarroya, una fortaleza de orígenes musulmanes que se considera la entrada al parque, hay rutas para cada estado de ánimo. Se pueden recorrer en bicicleta de montaña por los senderos marcados o hacer senderismo sin necesidad de autorización en grupos menores de 60 personas.
Las lagunas están a 250 kilómetros de Madrid
La laguna Lengua es donde se pueden observar más claramente las barreras tobáceas características a modo de terrazas sobre el agua, con paredes claras que destacan sobre el agua turquesa. Su nombre viene de su forma alargada: más de un kilómetro de largo y unos 200 metros de ancho de puro dramatismo geológico.
Paradita para una buena comilona
La gastronomía local es contundente y castiza, perfecta para recargar energías entre chapuzón y chapuzón. Mesón de Juan es la institución. Ubicado a pocos metros de la Laguna del Rey, ofrece chorizos y morcillas caseras, lomo de orza y una amplia variedad en quesos manchegos. Lo mejor: el queso frito con mermelada casera de tomate y, si llegas al postre, la tarta de queso al horno. Ambiente típico manchego donde la decoración rústica hace que te sientas encantado de sentarte a comer.
El cordero uno de los productos estrella de la región
El restaurante Guadiana es otro de los restaurantes estrella, especializado en cordero manchego, carnes de caza y especialidades propias que complementan gratamente cualquier visita. Perfecto para platos de cuchara reinterpretados con buen maridaje de blancos de Valdepeñas. También el restaurante La Vega ofrece unas magníficas vistas a la Laguna San Pedro, rodeado de una gran vegetación. Su cocina manchega casera con ingredientes naturales y frescos, acompañados de carne a la brasa, es ideal para los amantes del turismo rural.
Entre el asfalto de la Gran Vía y las aguas turquesas de Ruidera hay solo 250 kilómetros, pero la diferencia experiencial es abismal. Aquí, en pleno Campo de Montiel, el tiempo recupera su ritmo natural, el móvil pierde cobertura y descubres que el lujo no siempre viene envuelto en mármol y oro. A veces, llega en forma de agua cristalina, barreras milenarias y la hospitalidad honesta de quienes saben que tiene un tesoro entre las manos.