Si nunca has ido a un hot pot, la primera vez que entras a Red Dragon tu cerebro occidental intenta procesar qué está pasando. Mesas con agujeros. Ollas hirviendo. Gente cocinando su propia comida mientras charla y brinda. Hasta que un camarero te pregunta «¿qué nivel de picante?» y no sabes que esa pregunta determinará si sales caminando o gateando.
Bienvenido al buffet de hot pot a la carta más barato de Madrid, donde desde 18.80€ puedes experimentar lo que 300 locales en China ya saben: que cocinar tu propia cena en una olla comunal es sorprendentemente placentero.

El ritual del fuego controlado
El hot pot no es solo comida. Te sientas alrededor de una olla dividida en varias partes, eliges tus caldos base y empiezas el ritual. El caldo de Sichuan, un líquido rojo que parece lava volcánica, es la estrella. Primero pica, luego adormece tu lengua y finalmente te hace cuestionar todas tus decisiones
vitales mientras pides más. Los locales te dirán que empieces «moderado». Traducción: nivel 3 de 10, que para un paladar español es como masticar una guindilla.
¿Lo mejor? Es todo un buffet pero a la carta. En lugar de levantarte como un nómada con plato en mano, usas un iPad para pedir. Todo ilimitado. Todo fresco. Todo llegando a tu mesa en bandejas que parecen no tener fin. La ternera wagyu cortada tan fina que es casi transparente. Langostinos que hace tres horas nadaban. Setas que no sabías que existían. Tofu de mil texturas. Y unos noodles
artesanales que absorben el caldo como esponjas.
El truco está en el timing: 10 segundos para las lonchas de ternera, 30 para los langostinos, eternidad para las bolas de pescado. Y aquí, a diferencia de otros hot pots, no aprenderás por ensayo y error, ya que en cada comanda te traerán la lista de lo pedido con su correspondiente tiempo de cocción.

El hot pot es intrínsecamente comunal
Además de lo exquisito que está todo, es una divertida experiencia para compartir con familia y amigos. Porque el hot pot es intrínsecamente comunal. Compartes olla, compartes sudor, compartes la experiencia de no sentir la lengua. Es imposible mantener pretensiones cuando estás pescando un dumpling escurridizo mientras tu frente brilla. Y los momentos graciosos, sí, están garantizados.
Después de Red Dragon entenderás por qué en China el hot pot es un evento social. Comprenderás que el picante puede ser placentero, no solo doloroso. Y probablemente vuelvas. Porque 18.80€ por comer ilimitadamente mientras cocinas tu propia aventura gastronómica es, objetivamente, un chollo en el Madrid de 2025.
Si buscas una experiencia gastronómica genuina, interactiva y extrañamente adictiva, acabas de encontrar tu nuevo vicio.