En una ciudad donde las croquetas y las cañas son casi religión, Tampu, ubicado muy cerca de Recoletos, rompe el molde con la elegancia de quien sabe que está jugando en otra liga. El chef Miguel Ángel Valdiviezo, la mente inquieta detrás de este oasis peruano, no se conforma con traer el sabor del Perú a Madrid; lo eleva y lo reinventa.
«Siempre hemos intentado trabajar desde la honestidad en transmitir peruanidad», comenta el chef. Una frase que se convierte en el hilo conductor de una experiencia que transita entre la tradición y la modernidad sin caer en el tópico. «Quiero que cada comensal sienta la esencia del Perú más auténtico pero, a la vez, se lleve algo nuevo», añade.

En Tampu te espera una magistral lección culinaria
Si piensas que el ceviche es el alfa y el omega de la gastronomía peruana, en Tampu te espera una magistral lección culinaria que te va a dejar sin palabras. Y si no sabes por dónde empezar, el chef lo tiene claro. «El sanguchito o la croqueta líquida de ají de gallina son de los primeros platos que hicimos y que mejor intentan transmitir sabor tradicional con otra vuelta de tuerca», recomienda el cocinero. Y vaya si lo logran. Cada bocado te lleva a desafiar todo lo que creías saber de esta gastronomía, con una mezcla de sabores que no te dejará indiferente.
Aparte de los platos más innovadores, no puedes irte sin probar alguno de sus ceviches. El Ceviche Verde Alegoría Norteña es un despliegue de sabores con corvina, mejillones, chipirones y pulpo, acompañado de zarandajas, cancha, crujiente de plátano macho y helado de aguacate. Este plato no solo es un guiño a la tradición norteña de Perú, sino una auténtica celebración de lo inesperado en cada bocado.

Un refugio con alma
El nombre Tampu no es casualidad. Inspirado en los antiguos tambos incas, esas posadas donde nunca faltaban comida y bebida para el viajero, Valdiviezo ha recreado un espacio que combina lo acogedor con lo sofisticado. «La decoración busca recrear la parte tradicional del Perú del norte sin caer en el tópico», explica. Y lo consigue. Mimbre, madera y un espejo estratégicamente colocado en el salón principal logran un equilibrio entre calidez y amplitud.
Y si quieres ir abriendo boca, antes de dejarte seducir por los sabores del menú, la barra de Tampu te recibe con una coctelería que no tiene desperdicio. El Pisco Sour, tanto en su versión clásica como de maracuyá, es el preludio perfecto para la experiencia. Este cóctel a base de aguardiente de uva es famoso por su equilibrio perfecto entre lo dulce, lo ácido y lo fuerte, así como por su característica espuma. Es un símbolo nacional de Perú y se celebra cada primer sábado de febrero con el Día del Pisco Sour.
Tienen una vocación por satisfacer al comensal
Hablar de Tampu es hablar de una declaración de principios. «Siempre he sido muy fiel a mi estilo, yo vivo de los que vienen a comer aquí, no de los críticos gastronómicos y quiero que salgan con la sensación de haber comido en un peruano», explica Valdiviezo. «Por eso, cuidamos al detalle toda la experiencia para que cualquier comensal que nos conozca, siempre nos recuerde», agrega.
Esta fidelidad al estilo y la vocación por satisfacer al comensal se nota en cada decisión del chef. Al abrir, comenzaron a recibir un aluvión de gente y, al contrario que muchos restaurantes que habrían buscado aumentar los beneficios, Valdiviezo primó la atención. «Cerramos una de las plantas del restaurante para asegurarnos de que los clientes que atendíamos los atendíamos bien», asegura el chef. Porque para él, la calidad va antes que la cantidad.
Tampu aúna dos culturas, hermana dos pueblos y lo hace con sofisticación y un acento muy propio. Con cada plato, Miguel Ángel Valdiviezo nos recuerda que la gastronomía no es solo un arte, sino una forma de conectar. Y vaya si conecta. Así que, si tienes curiosidad por descubrir qué hace que la cocina peruana sea tan especial, Tampu es, sin duda, una parada obligatoria.