El vino, ese elixir que Homero llamó el «caldo de los dioses», no solo despierta pasiones en la copa, sino también en los paisajes donde se cultiva, en las manos que lo crean y en las historias que lo acompañan. Y en Madrid, se pueden recorrer varias zonas dedicadas precisamente al cultivo de la uva y la fabricación del vino. Entre las 4 subzonas declaradas oficiales por la Comunidad de Madrid, la de El Molar destaca por sus características únicas de suelos de granito y pizarra. Recorremos esta peculiar zona de enoturismo.
En marzo de 2019, la Comunidad de Madrid amplió su Denominación de Origen (D.O.) Vinos de Madrid con la incorporación de una cuarta subzona: El Molar. Esta nueva área vitivinícola, la única situada al norte de la región, abarca once municipios, entre ellos Colmenar Viejo, El Molar, El Vellón, Patones de Arriba y San Agustín de Guadalix. El Molar y su entorno cuentan con una rica tradición vinícola y ya en la Edad Media Temprana se pueden encontrar los primeros signos de la existencia de actividad vitivinícola en las Cuevas del Vino de El Molar, algunas de las cuales datan de los siglos IX y X.
Esta ruta tiene una longitud de 10 kilómetros y una duración de ocho horas. Este circuito que te recomendamos se realiza en coche desde Venturada hasta El Molar y a pie desde la tercera parada.
1. Bodegas Viña Bardela
Inaugurada en 1934 por don Ramón Cid Revilla, esta bodega familiar cultiva, elabora y comercializa vinos capaces de alegrar el paladar más exigente. Ubicada en Venturada, a los pies de la Sierra Norte, cuenta con modernos depósitos de acero para satisfacer sin problema la demanda de sus clientes. Sus variedades de uva blanca (Viura, Malvar y Airén) y tinta (Tempranillo y Syrah) provienen tanto de sus propias viñas como de otros campos de la comarca, donde también se cultivan Garnacha y Merlot. Aquí podrás realizar una cata en plena viña mientras aprendes los gajes del oficio mientras contemplas la sierre como un auténtico Marques.
2. Bodega Tinta Castiza
Ubicada en la antigua cooperativa de El Molar, esta bodega elabora sus vinos de manera tradicional y sostenible, sin añadir levaduras que no nazcan de las propias uvas. Su apuesta por la mínima intervención y la recuperación de viñedos de más de medio siglo en la Sierra Norte deja claro su compromiso con la naturaleza. Todo lo que obtienen de la tierra se trabaja a mano, sin pesticidas ni herbicidas.
3. Bodega Restaurante La Bodega de Prada
Y para saciar el apetito, la tercera parada es dentro de un restaurante, bueno dentro de una bodega que funciona como un restaurante. Su salón interior es amplio y acogedor, y cuando el sol lo permite, la terraza es una maravilla. Entre sus especialidades, las carnes, pescados y mariscos en preparaciones clásicas se llevan la palma. Dependiendo del ritmo que lleves te dará tiempo a probar algún entrante, pero ya que esta merece la pena pedir la carta completa.
4. Bodegas El Matador
En este viaje también tendrás tiempo para la cultura en la cuarta parada con unas antiguas bodegas de origen árabe preservadas durante siglos de historia. A lo largo de este tiempo, han mantenido la tradición de elaborar vinos de forma artesanal. La cocina de su restaurante destaca por platos tradicionales, con carnes y pescados a la brasa para los más carnívoros.
5. Bodega Cueva Típica El Espada
Situada entre las cuevas de El Molar, su punto fuerte una terraza que se encuentra abierta todo el año con vistas espléndidas a la sierra. La cual te permite combinar la tranquilidad de la naturaleza con una buena mesa y su entorno subterráneo lleno de vino.
6. Bodega La Cueva del Lobo
Y como guinda del viaje, las célebres “Cuevas” de El Molar se extienden por tres cerros alrededor del casco urbano. Con un origen que se remonta a la época musulmana, las más antiguas conservan monedas, que valen más que un billete de 500, y arcos de herradura. Hoy en día, se cuentan más de 400 cuevas y 200 bodegas, entre las cuales destaca La Cueva del Lobo. Especializada en asados a la parrilla de leña (chuletas, ibéricos y cualquier asado carnaza que se te pueda ocurrir), que podrás disfrutar en un salón principal de piedra con chimenea y comedores subterráneos tallados para darle el toque medieval a tu experiencia.